22 diciembre 2009

Gelatina

"pesadumbre de barrios que han cambiado
y amargura del sueño que murió"
H. Manzi


Las sociedades somos lo que sus grupos en interacción producen, y lo que ellos en interacción con un medio que modifican permanentemente también construyen. Las sociedades, su gente, se producen y reproducen en un contexto específico que al mismo tiempo tienden, lentamente, a cambiar.
Por ejemplo, diría que un argentino hoy es algo totalmente distinto a un argentino hace 50 años. Y hace 50 años, el argentino era distinto porque la Argentina era distinta (lo cual implica que esa Argentina distinta producía argentinos distintos, y así indefinidamente, pseudohegelianísticamente hablando). El argentino, se puede decir, se produce a sí mismo. Uy.
En  una combinación única de prácticas, azares, consecuencias cantadas, idiosincrasia, contexto internacional y regional, las nuevas modalidades del ser nacional, la certeza de un futuro incierto (a la lista de oximoron) y su gente en general y alguna gente en particular, la Argentina a las entradas del siglo XXI es quizás, la parodia de lo que iba a ser durante el siglo XX.
Una vez como tragedia y otra vez como farsa.
A las entradas del siglo XXI, el pasado combativo y de lucha, orgullo de nuestra historia (no la oficial, que esa va a seguir contando cómo se suceden los gobiernos contando sin nombre -cuando amerite- alguno que otro muerto en la calle) se diluyó de la misma manera en que empezó a ser -de golpe y porrazo- extemporáneo el lenguaje cotidiano: ¿pueblo? ¿eso viene a ser tipo qué, che? 


[Hay términos que hoy sólo se dicen con vergüenza o pidiendo perdón o sólo aludiendo al pasado: pueblo, popular, luchas populares. Comunista, revolucionario, clase obrera. Otros sirven tal cual eran, que es lo mismo que decir que siguen igual a sí mismos: fascismo, liberalismo, socialismo, libertad de mercado. Y otros se resignificaron adquiriendo otras connotaciones: democracia, Nación, campo nacional-popular, sindicato, política.
Y peronismo, siempre ejemplo para todas y cada una de las categorías].





Estos nuevos modos de la política no son, claro, exclusivamente locales, sino que acompañan también cambios a nivel global. Mucho y claro se escribió sobre el corto siglo XX de entre el 14 y el 90, y no tan claro sobre el después, pero usando las categorías que nos ofrece la sociomercaditología, se puede decir que después de la caída del muro nos quedamos pataleando en el aire.  Vanos y escasos resultan hasta ahora los esfuerzos de los verdaderos militantes para revertir esta percepción hegemónica que fue instalándose y afirmó su cimiento sobre un espectro político que la izquierda y el movimiento nacional-popular abandonaron, o al que no supieron dar respuesta (y a cuya derrota el contexto internacional contribuyó con su nada desdeñable aporte de la paredcita que se vino abajo). Ni los nuevos movimientos de resistencia global, ni los laclaunianos grupos identitarios que encontrarían la canalización de sus demandas en demandas contrahegemónicas más amplias, ni los viejos movimientos sociales, ni los viejos ni nuevos partidos políticos logran articular, hoy, un discurso contrahegemónico, o -como decíamos en aquella época- emancipatorios.



Otro mundo ¿es posible? 

("millones de personas pensando sólo en si mismas, ¿es el único camino? ¡No!", reza nada menos que una propaganda de whisky, demostrando que ser distintos es levantar a la chica linda para que no se moje sus bonitos pies en un día de lluvia).
A las entradas del siglo XXI, la "virtud" mayor que esgrime la política sigue siendo el no tener nada que ver con la política.
Las versiones vernáculas siempre son expresiones extremas (porque nos gusta ser modelos: si privatizamos -mal- tenemos que ser el modelo de cómo hay que -mal- privatizar. Si hay corrupción, tenemos que ser el modelo de país corrupto. Si salimos a la calle, nadie como el pueblo argentino para salir a la calle, si nos hacen enojar nos hacemos escuchar, y así.
Así, la política como empresa (y no como vocación o como acción) está representada directamente con nuestro empresario modelo:
"El PRO es un espacio pragmático, que convoca a gente que nunca hizo política, de distintos partidos, buscando soluciones" y que no quiere "dar debates con fantasmas del pasado, que no sirve para nada", Macri dixit, sin necesidad de avisar que eso es una virtud (ay, si por lo menos pudieran manejar la ironía).
En su opuesto, en la posibilidad de encontrar nuevamente la política, una tibia demanda ambigua, unos caminos equívocos que no terminan de tomar forma.
Por culposidad generacional sólo pretendemos disculpas, por idiosincracia nacional nos hacemos los boludos o nos cobramos los méritos (según el caso) y por desconcierto epocal sólo balbuceamos unas pocas palabras levantando tímidamente el dedo. 


[Raras épocas para los que nacimos en los sesentas, estas épocas. Y en estos lares, como si fuera poco. Y de "estos palos", por decirlo sociomercaditológicamente. Al brasuca le encanta la expresión "del palo", nosotros-astillas desparramadas por doquier que se cruzan, se encuentran, se reconocen como partes. Nosotros del cordobazo sólo escuchamos hablar; éramos muy pendejos cuando oímos de los montos o los perros y niños cuando escuchamos el Comunicado número 1. Generaciones posteriores nos dirían que nosotros, por lo menos, supimos lo que era vivir en dictadura, y salir de ella. Que ellos ni eso. Pero de ellos mejor que hablen ellos mismos, que son distintos de este triste nosotros desolado, a la intemperie, con el hilito del globo colgando de la mano como si todavía esperáramos que lo vuelvan a inflar. Qué boludos].


Lo que hoy somos lo construimos persistentemente durante todo el siglo XX, sumando y restando de lo que nos ofreciera el resto del mundo, eligiendo algunos caminos y otros sólo tomándolos, sin darnos cuenta de las encrucijadas. Habrá que hacerse cargo.
A lo que venga, que es nuevo, habrá que  reconocerlo como nuevo. Pretender que es sólo una versión del pasado sólo nos desafiaría a gestionar los restos. ¿Acaso se agotaría el futuro  con la gestión de los restos del pasado?

9 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Como no puedo comentarte, por falta de elementos de juício, sobre el post, comento sobre la música: Los peces de ciudad de Ana belén tienen una segunda voz (y no desafina un español en ella) hecha por su hijo, que me encanta.
Las tres heridas , canatads por la Baez siempre me encantaron.

Tengo unos periódicos de los años 1930 y 31 que muestran una España muchísimo más avanzada que la actual. Y eso me impresiona.

pi chi dijo...

(Humildemente me pongo en voz de mi generacion).Los de mi generacion no tenemos de donde asirnos, no hay modelos positivos claros(al menos ninguno cercano a la politica),no hay caminos, estamos confundidos,estamos cada vez mas solos.Lo unico que tenemos claro es quien miente (Macri, por caso, nos facilita el trabajo siendo sincero a veces),aunque no siempre.Igual desconfiamos de todos por las dudas.

Laura dijo...

sabes que muchas veces pienso en que sentimos culpa de no haber nacido unos años antes, que nos paraliza la figura de los militantes de los 70, y también sentimos culpa por no haber evitado (como si hubiésemos podido!) los 90. Siento el orgullo (estamos de oferta) de no haber votado NUNCA a Menem (está escrito al revés, por las dudas). Pero creo que tenemos la responsabilidad, como generación, de salir a contar que otras cosas son posibles, que es posible tener esperanza que el globo se infle nuevamente, y si no lo inflamos nosotros y que salga volando como el rojo de la película. Y también tenemos la responsabilidad de pelear, de discutir con los que nos intentan convencer de nuevos sujetos históricos, movimientos sociales, formas nuevas de lo viejo. Se cambiaron las relaciones de producción? No? entonces no jodamos. La lucha es siempre la misma, aunque adopte multiples formas, nuevos nombres e identidades. O estás de un lado o estás del otro. Será los brindis que vengo acumulando en la semanda, pero estoy así de terminante y peleona (el adjetivo/sustantivo de María Jesús es un hallazgo!)
Flicidades!

G dijo...

No conocía el dato de Ana Belén, María Jesús. Me encanta esa versión, y a ella la amo. Báez, por otra parte, es eterna.
En cuanto a los periódicos, la memoria del archivo es implacable. Será por eso que me apasionan los "papeles viejos".

Pichi, no sea humilde, che. Que acá naides sabemos nada de nada y hablamos lo mesmo. Y sí que es tremendo lo que contás, che. Es como si -todavía- nosotros nos la siguiéramos (o al menos eso querríamos) creyendo un poco más que ustedes, no? tu generación... ¿en cuánto andás, pendex? 21, 22? curtió la nada misma. Ni el bleuf del 2001 (con mi respeto a los muertos), ni nostalgia de una generación anterior. Lo siento, culpa nuestra.

Yo creo también que debiéramos hacernos más cargo de todo aquello, Laura, somos responsables de asumir varias derrotas, también, que no lo hacemos. A veces solemos cobrarnos méritos (que en definitiva no son nuestros, ni de la maravillosa generación del setenta como la vuelta a la democracia, ponele) y no nos acordamos de muchas cagadas o cosas jodidas que produjimos(la izquierda sectaria, por ejemplo, o Menem aunque yo-no-lo-voté). Yo no soy muy terminante porque vivo en un mundo de dudas e incertezas, y más que nada porque también escabié demais y estoy medio mareadita. Sí sé que la lucha -que es cruel y es mucha- te encuentra de un lado o de otro, pero se me ocurren demasiados ejemplos en los que no se sabe tan razonablemente bien cuál es el camino que te lleva al lado bueno. Y si todo fuera igual a sí mismo siempre, para qué dar tantas vueltas, digo ssshó. Las relaciones de producción duran demasiado tiempo...
Felicidades también para vos!

1600 Producciones dijo...

Tremendo post! Una obligación a pensar desprenden tus palabras, por profundas y certeras.

No quiero comentar a la pasada, dame tiempo...

Saludos y felices excesos!

G dijo...

Tiempo es lo que nos permite perfeccionar los excesos, así que todo tuyo (como yo te lo pido para ver tu blog... me esfumaré por un tiempito)
Buenos excesos, entonces!

Cronopio Morales dijo...

Que lo tiró de las patas, tanto tiempo sin pasar y uno se encuentra con una blogger madura. Espero que Breves Presentes no termine como "Ciega a Citas", aunque tengo vista una actriz de serie norteamericana que podría hacer el papel de Gra.

No tengo mucho para agregar a la reflexión pre-brindis. Asi que simplemente alzo la copa a la distancia.

Saludos revolucionarios (uy, no pedí permiso, pero que contradicción, mecachendié!)

G dijo...

Javito, compañerito, a estas alturas deberías saber que yo SOY una mujer madura.
No pidas permiso, a tu generación sí se le tienen permitidas esas irreverencias (si no a quién).
Me abstengo de preguntar sobre la actriz norteamericana, porque lo sospecho, pero además sabrás que lo mío no son las citas a ciegas (ni las citas, siquiera, je).
Abrazo grandote, pibito.

Anónimo dijo...

Qué lindo verla a Cassia en tu banner.
Querida Gra; te deseo hayas tenido feliz reveillon (dónde andarás, menina) y me tomo unas vacaciones para retomar en breve presente.

Un beso y parabens.