31 marzo 2009

Cuando un instante (ridículo) dura una eternidad


La vez  que esa señora y yo nos dimos cuenta al mismo tiempo que yo le había pisado la pollera al bajar del colectivo dejándola casi en culo ante la vista de todos.

Las dos veces que metiendo la mano en mi cartera para sacar la billetera, saltó un tampón sobre el mostrador ante un señor de edad que se quedaba pasmado, mirándolo y mirándome alternativamente (la primera vez en un bar, sobre la barra con mucha gente alrededor; la segunda al querer pagar al señor que cobraba en una peluquería: las dos veces el tampón simplemente saltó de mi cartera, cayó sobre el mostrador y rodó hasta ponerse exactamente frente al señor. Ahora que lo pienso, esto debería ir en la lista de "mis casualidades").

La vez que -en una de esas peluquerías masculinas que parecen peceras, en una galería donde pasan cientos de personas- el hijoeputa del peluquero le mojó y peinó a Fernando los poquísimos (y de un largo considerable) pelos que tenía de un lado hacia el otro de la cabeza y se fue a atender el celular, pero se fue por un rato largo el muy hijoeputa. Guardo la cara compungida del flaco con el improvisado peinado lengüetazo ´e vaca reflejada una y otra vez en los espejos, como uno de los recuerdos más conmovedores. Lloré en ese momento y no puedo dejar de llorar hoy, al recordarlo.

La vez que quisieron que bailara salsa.

La vez que, antes de revolcarme de risa, veo la cara aterrada de Ceci comenzando a cantar a capela el himno nacional argentino en un acto de un secundario que me tocaba preparar y en el que falló el audio.

La vez que una puta puerta trasera del colectivo, al abrirse, me atrapó el pie y la gente se puso a gritarle al bondier para avisarle que cerrara la puerta y para solidarizarse conmigo: "¡el pie!, ¡el pie!". Y si podía empeorar, logré sacar el pie pero el zapato continuó atrapadito en la puerta, con lo que la gente pasó a gritar: "¡el zapato!, ¡el zapato!". Trágueme, señora tierra, si me hace el favor...



23 marzo 2009

33

El spot para televisión lo hizo el CELS por el 30º aniversario del golpe.
Vale igual, más López.

15 marzo 2009

Elogio del desengaño

Más vida llevo, más me pregunto hacia dónde. No sólo sobre mi vida, también sobre estos tiempos y estas gentes en y entre los que me tiraron y andá y arreglate. Lo pienso no desde el gesto de egolatría de quien pudiera suponerse capaz de interpretar lo que pasa y arriesgar hipótesis (hipótesises, vendría a ser, a ver si los muchachos de la RAE se ponen media pila), sino más bien desde la intuición más primaria y estúpida, desde el desconcierto, la decepción, el desengaño. Todas sensaciones, porque lo mío es de mercadito y no quiere ser otra cosa y porque además me encanta la frase "me da la sensación de", o en su acepción inmejorable de "me da la sensación que", como decía mi vecina la Ana (la misma que me recomendaba que me untara los pezones hechos mierda de amamantar con "crema de Ordóñez" en lugar de crema de ordeñe): "me da la sensación que se viene la lluvia".
Y bueno, a mí me da la sensación que las cosas (las cosas: las cosas de la casa, de la vida, las cosas de la calle, del laburo, del ispa, esas cosas, vio?) no están en su mejor momento. O peor: que no marcharán hacia un mejor momento. Serán síntesis (es) de épocas y mí-mismos, qué se yo...
Porque no jodamos. En determinado momento algunos -yo diría que muchos- de nosotros nos creímos que las cosas, todas las cosas iban a ir (nunca pensamos cómo, claro) hacia un mejor momento.
O quisimos creerlo, persistimos. No sé cuánto es percepción social,  cuánto generacional, cuánto personal. Y no tengo la más puta idea de qué hablo cuando pluralizo, tan inversamente proporcional a mi sensación en mis veintitantos cuando realmente sí sabía.
Pero me da esa sensación, vio? la de que un globito se pinchó.
Y devino el desengaño, nos dimos cuenta de que nunca pasó tanta cosa que apostábamos a que pasaría, como que
-con la democracia se come, se cura, se educa.
-cuando tengas un hijo vas a saber qué hacer.
-el comunismo "realmente existente" era una porquería, pero iba hacia mejores nortes.
-nos separamos pero seguimos siendo amigos.
-la tecnología iba a mejorar la vida de la humanidad.
-sienta lo mismo que yo.
-todo esté guardado en la memoria.
-la revolución no sólo era posible sino que es necesaria.
-haya definido una sola cuestión en mi vida.
-lo de los ochentas fue una primavera.
-López iba a aparecer.
-pueda ahorrar algún mango.
-existe la izquierda en la Argentina
-se iba a ir alguno, por lo menos alguno.
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(claro, cómo no va a seguir la lista)
Habrá que conjurar la mala prensa que tiene el desengaño, si se quiere hacer algo. Saber más y no decir por ejemplo "pobre, se desengañó" y pregonar en su lugar el "¡viva, viva! ¡se desengañó! admisible hasta en una versión devota de "aleluya, aleluya, nos hemos desengañado".
Y separemos la paja del trigo o la paja del polvo y veremos que seguiremos sin poder ahorrar, sin creer en utopías inminentes, sabiendo que no sentimos lo mismo. Reconocer, carajo, que todos, TODOS ELLOS que pedíamos que se vayan, siguen estando ahí y que los que no están son otros, aquellos otros que lucharon cuerpo a cuerpo, más francamente y perdieron y también fue un desengaño. 
Incomodémonos sí con ese desengaño, que las mujeres seguimos siendo sometidas en estas sociedades, que la miseria en nuestro país aumentó y no disminuyó, que hagamos lo que hagamos vamos a morir, que además de los grandes proyectos y las grandes pretensiones está lo efímero, lo inmediato, la vida leve... 
Decía Merleau-Ponty algo como que "habrá que admitir que la condición humana sea tal que no admita soluciones felices"
Libres del peso del velo del engaño -aleluya, aleluya, del velo del engaño- saber con qué contamos para medir qué hacemos.