Más vida llevo, más me pregunto hacia dónde. No sólo sobre mi vida, también sobre estos tiempos y estas gentes en y entre los que me tiraron y andá y arreglate. Lo pienso no desde el gesto de egolatría de quien pudiera suponerse capaz de interpretar lo que pasa y arriesgar hipótesis (hipótesises, vendría a ser, a ver si los muchachos de la RAE se ponen media pila), sino más bien desde la intuición más primaria y estúpida, desde el desconcierto, la decepción, el desengaño. Todas sensaciones, porque lo mío es
de mercadito y no quiere ser otra cosa y porque además me encanta la frase "me da la sensación de", o en su acepción inmejorable de "me da la sensación que", como decía mi vecina la Ana (la misma que me recomendaba que me untara los pezones hechos mierda de amamantar con "crema de Ordóñez" en lugar de crema de ordeñe): "me da la sensación que se viene la lluvia".
Y bueno, a mí me da la sensación que las cosas (las cosas: las cosas de la casa, de la vida, las cosas de la calle, del laburo, del ispa, esas cosas, vio?) no están en su mejor momento. O peor: que no marcharán hacia un mejor momento. Serán síntesis (es) de épocas y mí-mismos, qué se yo...
Porque no jodamos. En determinado momento algunos -yo diría que muchos- de nosotros nos creímos que las cosas, todas las cosas iban a ir (nunca pensamos cómo, claro) hacia un mejor momento.
O quisimos creerlo, persistimos. No sé cuánto es percepción social, cuánto generacional, cuánto personal. Y no tengo la más puta idea de qué hablo cuando pluralizo, tan inversamente proporcional a mi sensación en mis veintitantos cuando realmente sí sabía.
Pero me da esa sensación, vio? la de que un globito se pinchó.
Y devino el desengaño, nos dimos cuenta de que nunca pasó tanta cosa que apostábamos a que pasaría, como que
-con la democracia se come, se cura, se educa.
-cuando tengas un hijo vas a saber qué hacer.
-el comunismo "realmente existente" era una porquería, pero iba hacia mejores nortes.
-nos separamos pero seguimos siendo amigos.
-la tecnología iba a mejorar la vida de la humanidad.
-sienta lo mismo que yo.
-todo esté guardado en la memoria.
-la revolución no sólo era posible sino que es necesaria.
-haya definido una sola cuestión en mi vida.
-lo de los ochentas fue una primavera.
-López iba a aparecer.
-pueda ahorrar algún mango.
-existe la izquierda en la Argentina
-se iba a ir alguno, por lo menos alguno.
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(claro, cómo no va a seguir la lista)
Habrá que conjurar la mala prensa que tiene el desengaño, si se quiere hacer algo. Saber más y no decir por ejemplo "pobre, se desengañó" y pregonar en su lugar el "¡viva, viva! ¡se desengañó! admisible hasta en una versión devota de "aleluya, aleluya, nos hemos desengañado".
Y separemos la paja del trigo o la paja del polvo y veremos que seguiremos sin poder ahorrar, sin creer en utopías inminentes, sabiendo que no sentimos lo mismo. Reconocer, carajo, que todos, TODOS ELLOS que pedíamos que se vayan, siguen estando ahí y que los que no están son otros, aquellos otros que lucharon cuerpo a cuerpo, más francamente y perdieron y también fue un desengaño.
Incomodémonos sí con ese desengaño, que las mujeres seguimos siendo sometidas en estas sociedades, que la miseria en nuestro país aumentó y no disminuyó, que hagamos lo que hagamos vamos a morir, que además de los grandes proyectos y las grandes pretensiones está lo efímero, lo inmediato, la vida leve...
Decía Merleau-Ponty algo como que "habrá que admitir que la condición humana sea tal que no admita soluciones felices"
Libres del peso del velo del engaño -aleluya, aleluya, del velo del engaño- saber con qué contamos para medir qué hacemos.