28 agosto 2011

Vine a nacer mal


Con treinta años de atraso, masomenos...
Amo esto.

22 agosto 2011

La subversión de estos días

Una de las notas de oscuro color en relación a estas últimas elecciones fueron las declaraciones del señor Duhalde al conocer los resultados. Deschavetado o no, el tipo puso en palabras algo que muchos piensan y pocos dicen, aunque sugieran, balbuceen o murmuren por lo bajo. Bah, en realidad lo dicen en voz alta también, sin ningún drama. No sólo -cuestión que despertó la sorpresa, iracundia, acusación, denuncia- la mención del término subversión, que sabemos demais que en este ispa debería usarse aludiendo exclusivamente al pasado, sino más ampliamente, la identificación de su discurso con un sector de nuestra derecha más rancia, que persiste a través del tiempo siempre igual a sí misma, increíblemente. "Actualiza" su discurso, e introduce entonces un término como "subversión", porque le sirve, y porque aprovecha además este revival setentista (después que me digan que Carlitos le pifiaba cuando decía de cómo se repite la historia, tragedia y farsa...). Renuncie, montonero. A la Cámpora, la Solano Lima, la Cooke  le ponemo la López Rega, la Vandor y la Isabelita, no? de última si no, ¿qué gracia tendría?  Pero creo que el dato es más importante porque delimita cierto arco ideológico y político de una manera bastante más clara.
El mérito de Duhalde es aglutinarlos, por qué no reconocérselo, aunque anden dispersos por todos lados:
Se mezclan entre sus apologistas  garcas, fachos declarados o inconcientes, señoras de la hái sosáieti y de la clase media, jovencillos imberbes vírgenes, trolas de toda trolez, universitarios de universidades públicas y privadas, putos, blanquitos taxistas, ingenieros, gorilas de los más puros, católicosapostólicosromanos, señores de negocios, militares, periodistas, chicos bien y señoras de su casa.
No son muchos, se vio que no eran muchos y  ya más o menos se analizó de dónde, por qué,

[Esperábamos con Lau en la esquina a que el semáforo nos permitiera cruzar, mientras un señor bajo y gordito de unos sesenta y cinco años cruzaba correctamente por la lateral. La camioneta venía rápido por la avenida y el señor obstaculizaba su intención de tomar la lateral rápidamente.
-¡Apurate, gordo pelotudo! -le gritó el camionero.
Nos cruzamos las miradas, él sólo hizo un gesto.
-No hay que escuchar estas cosas, -le dijimos, consintiéndolo, haciéndole saber que estábamos con él, que además de haber sido grosero y bestia, el peatón debe tener prioridad y esas cosas. Ese acuerdo efímero, ese espacio de identificación instantánea no podía durar nada. El tipo agregó:
-Esto es lo que votaron. Jueces trolos, Shoklender, esta gente.
Se metió en el colegio religioso privado de la santanosecuánto de nosequién]

y no sé cuánto importa. Exabrupto o no,  incluso, esa nostalgia de una época donde las cosas se dirimían de otra manera (basta mirar un cacho los comentarios de Perfil, sí, soy masoca y qué), hay un odio de clase, cultural, político, hacia un enemigo que para ellos continúa siendo la "subversión", aunque tengan que detenerse ha decir "lo han sido", por si acaso, por eso de rozar el borde de lo políticamente correcto hasta para la derecha.
Quizás, no haber entendido que las cosas cambiaron sea parte de la derrota, quedarse confundidos en un enemigo que ya no existe (más allá de que algún trasnochado  -demasiados para mi gusto- flamee la bandera de montoneros o siga cantando "y los desaparecidos compañeros peronistas"), digo, más allá y a pesar de, la subversión de estos días no lo es, porque juega en el terreno de lo políticamente posible, y encima obtiene una aplastante mayoría de votos, a pesar del veneno que destile Duhalde. No, señor, eso no puede ser subversivo. No pareciera haber ningún intento de subvertir absolutamente nada en estos días.
A excepción de Altamira, ponele.

04 agosto 2011

Un clásico

Pedernera y Bonifacio, Baires, esta mañana