29 noviembre 2010

También

Rio de Janeiro, Niteroi. Anteayer

17 noviembre 2010

Lo justo

Plaza de la República, Montevideo, Uruguay

05 noviembre 2010

Historias clínicas

Todos debemos visitas a los médicos, siempre. Es una condición de la humanidad moderna burguesa o pequeño burguesa de las grandes urbes: todos, siempre, deberemos visitas a los médicos. Esta deuda se va incrementando a medida que se crece, madura o envejece, de modo que de a poco nos vamos conformando con esos pequeños espacios de tiempo que hay entre que nos leyeron los resultados de los análisis hasta que nos dan turno para dentro de unos meses.
De las incontables consultas que a lo largo de mi vida hice con diferentes profesionales de la salud, hoy me acuerdo de éstas:

I
Toma el resultado de mis análisis. Lee y niega levemente con la cabeza, no me mira, sólo mira los papeles. La negativa me va congelando, lee y niega y yo siento que me empiezan a temblar las rodillas. Por qué un médico podría leer y negar, leer y negar. Antes de desmayarme, escucho el "está todo bien" ya mirándome, con el mismo movimiento suave de su cabeza hacia los lados, que denotaba un leve Parkinson.

II
De esos clínicos que quieren hacerse los psicólogos. A mamá.
-¿Y tu vida cotidiana está bien, estás bien, estás contenta?
-Sí
-Ah, porque me dijiste que estás separada...
-...
-Digo, por el fracaso de la relación
-¿Quién le dijo que fracasó? Fue todo un éxito
-...
Fin de la consulta.



III
Ostentaba una cadena con una cruz y era ginecólogo, en mi primera y última consulta.
-Estoy embarazada.
-Bueno, te felicito, -exclamó entusiasta.
Lo miré tan gravemente, con tanta furia que se ruborizó. No sabía adónde meterse y se dio cuenta enseguida, yo creo que se quiso matar. Agregó, tímidamente.
-¿Te felicito?
-Sí, claro.


IV
-Ah, doctor, una última cosa. Mire, yo la semana que viene tengo que hacer un viaje, por trabajo, vio... y resulta que me da miedo volar, entonces pensaba que usté seguro podría recetarme alguna cosa, algo que me deje medio forfai, sabe...
-Bueno, sí, este.... yo podría recetarte un tranquilizante, un relajante. Pero... tomá sólo medio. Y no lo vayas a mezclar con alcohol.
-¿Pero por qué?
-No, porque te va a dejar dopada, si llega a haber alguna emergencia o algo...
-Doctor, a ver si nos entendemos.