O porque escuchás mal, o porque querés haber escuchado otra cosa, porque te equivocaste de percepción o supusiste que una cosa era otra, y motivos de ese estilo que generalmente terminan en desconcierto. La vida misma está hecha de malinterpretaciones, avances a tropezones, errores, confusiones. Y se vive.
I
Los aviones me dan pánico. En el aeropuerto de Sao Paulo nos bajaron de un avión porque “había algún problema técnico”. Eso y decirme que el avión tenía grandes posibilidades de caerse era para mí más o menos lo mismo. Media hora más tarde nos llamaban por los altoparlantes a los pasajeros del vuelo nosecuánto nosecuánto para que volviéramos a subir…. al mismo avión. Este diálogo entre el flaco y yo se dio a continuación.
—Yo no me subo
—no seas boluda, no pasa nada
—no, ¿escuchaste? Es el mismo avión
—no seas boluda.
Altoparlantes, en portugués (fonéticamente hablando, digamos): Pasajeros del vuelo xxxx favor de abordar por la puerta xxx. Y agregó, con un tono para mí bastante violento: “vayan abordando el avión, en primer lugar los pasajeros con problemas de locomoción o que estuvieran con crianzas”.
Y yo, aterrada: —¿¿¿Escuchaste lo que dijo??? ¿¿¿Escuchaste lo que dijo??? Dijo clarito: El avión está con problemas de locomoción, pero tengan confianza.
II
El colectivo venía más o menos lleno, yo medio dormida volviendo del laburo, subí, saqué boleto y me fui para atrás. Me fui dirigiendo a paso resuelto hasta donde parecía haber un espacio, entre un caño para agarrarse y un señor. Me acomodé y me agarré del caño, al lado del tipo. Unas cuadras más tarde, al frenar el colectivo de golpe, me di cuenta de que ese caño no estaba amurado a ningún piso de ningún bondi, sino que el señor de al lado, quizás plomero él, lo llevaba en su mano.
III
—Perdoname ¿Sos Gra? La voz desde el asiento de atrás, en el 141, me hablaba a mí. Me dí vuelta, el tipo estaba muy bien pero no tenía ni idea de quién era. “¿no te acordás de mí”? siguió. “¿vos sos….?”, tenté, esperando con éxito que me diera más datos. —¿Te acordás? Nos conocimos en tal lugar, vos viniste a casa, justo llegaron mis viejos…
—Aaah, sí, que me sacaste las sandalias y me empezaste a besar los pies!!
—¿qué?
IV
Nos habíamos ido de vacaciones con un grupete. Horacio, Elsa y la cordobesa dormían generalmente en el mismo gran ambiente en aquellas cabañitas de Aguas Dulces. Una mañana Horacio —siempre el último él, siempre en cuero ostentando una importante panza— llega preguntando:
—¿Quién es que me tapa los pies durante la noche? Alguna de ustedes me tapa los pies…
Y la cordobesa, con ese tono exquisito, comienza a explicarse.
—Yo, yo te tapo, porque cuando te veo dormir a la noche, con los pies destapados, te miro y pienso: “este ser…, este ser….”
Todos nos quedamos un instante bastante duros, porque el gordo Horacio distaba de ser un “ser angelical” o un “ser adorabe”, y ya había empezado él a enternecerse hasta que Celina terminó su frase:
—¡Este cerdo hijo de puta, con esa busarda, roncando, y con ESAS PATAS AL AIRE! Y te tapo.
16 comentarios:
JAJAJAJA de antología! muy bueno.
La del aeropuerto es fabulosa. Con los idiomas se nota bastante la interpretación intuitiva (emocional, mejor dicho) que siempre se termina haciendo.
saludos
La III es genial! Mirá si era un fetichista de los pies!
Brutal la del plomero. Gra, ¡le hubieras hecho un pole dance en el bondi!
Te abrazo fuerte.
Horacio, ni te cuento el tiempo que estuvo el flaco para terminar de explicarme qué realmente decían por los altoparlantes. También, esto de llamar crianzas a los pibes...
Jeje, ni me digas Pablo. Ese fue un papelón mayúsculo. Lo peor de todo es que nunca recordé cabalmente quién era.
Pájaro, después de eso pensaba cómo podía salir menos vergonzosamente de la situación (porque encima le pedí disculpas diciendo algo como "perdón, no sabía que era TUYO"), ahora la del pole dance no se me ocurrió!
Abrazos
Yo no sé con qué quedarme. Los cuatro son geniales, de verdad.
Jaaaa, buenísimo.
Hace poco una conocida que me había ocultdo una cosa durante un tiempo, me regaló para mi cumple "La Mujer Justa".
Interpreté lo que hubiese interpretado ella, tan sicóloga de mutual, pero me parece que esta vez mi interpretación no fue errada.
Un beso, Gra...ciosa. (cuac)
Jojojo,buenisimo, voto x la 2, me imagino la cara del señor plomero.Tambien voto por saber la historia completa del lamedor de pies.
En su momento fueron situaciones vergonzosas, María Jesús (salvo la última que fue muuy graciosa). Ahora, pasada agua bajo el puente, a mí también me parecen geniales!
Eme, ¿y qué interpretaste? ;-)
La del caño fue realmente vergonzosa, Pichi, en serio. La de los pies... este... a lo mejor un día me animo y la cuento! (Igual... ¿quién sería el del bondi...?)
Besossss
jaaa ¡Cómo me rei!
Las historias son geniales, y cómo las contás vos, es todavía mejor.
Si la cuestión es elegir, la del plomero me causó muchísima gracia.
¡Saludos!
Laura
Gracias, Laura. A mí, ahora también me dan risa. Pero tuvo que pasar un tiempito...
¡Un abrazo!
Bien Gachi... Me gustó lo de Gra-ciosa...
Je, es que esta Eme tiene chispa, Güi!!
Muy buenas todas!! tuvieron el mágico encanto de hacerme reír mucho!!!jajajaaa
Saludos!!
Gracias, señora, me alegro de que le hayan gustado!
Un abrazo
No por conocidas dejan de causar gracia. Ahora, si seguimos con la onda elige tu propia aventura voy directo a la página 184: "Entonces el me había empezado a besar los pies y en eso..."
Javi no seas así que ellos no las sabían...
En relación a los pies, te diría que lo más interesante fue más bien cómo llegamos a eso, por la página 177...
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