Ochenta y cuatro, sería. Como mucho ochenta y cinco. Volvíamos de una marcha de esas masivas, de esas en donde uno se sentía parte de algo, de algo grande. Antes del bajón de las felices Pascuas, antes de que la pompa de jabón de la primavera democrática estallara implacablemente convirtiéndose de una promesa redonda, perfecta, a este mejunje (gané una apuesta por esa palabra) de colores desteñidos y de barro.
Volvíamos con el flaco para el Docke, donde él vivía por esa época, y el bondi -el 33- se llenó de todo un grupo de los muchachos de la comunidad organizada con las banderas de Perón y de Evita, las veinte verdades y los mejores bombos, la camisa abierta y los gritos, los cantitos, las jodas. Veníamos del mismo lado pero desentonábamos absolutamente nosotros dos, él con barbita y pelo largo y el morralcito, yo medio hippona, aros y sandalias tipo hindú, (obreros y estudiantes, ponele, je) nos sentamos separados, él en un asiento de uno, cuando subieron los muchachos y se mandaron todos para atrás, cerca de él.
El flaco se corrió haciendo lugar en su asiento para dejar sentar a uno de ellos y siguieron el viaje conversando los dos, hasta que otro, desde la otra punta del colectivo, le gritó a su compañero:
-"¿Y negro? ¿cómo va el diálogo con la zurda?"
Fin
12 comentarios:
Vaya situación!!! ajajaaaa
El encuentro de "los intelectuales" y los "obreros"? jajaaaa
"Encantador" recuerdo!!
Saludos!
Sí, jeje, fue gracioso... e impensable ahora!!!
Saludos, Cando!
Impensable, imposible ahora, Gra.
Por suerte parece que todos nos olvidamos de las letanías de los abuelos y podemos aunarnos, negros, zurdos, judíos y homosexuales para ocuparnos de lo que urge.
Vamos por los 2000, compañera!
No te entendí bien, Eme... ni del todo el tono, jeje... es que lo último me suena irónico pero me temo que no sea...
En relación al relato, aquello había sido con onda y en franco "diálogo político", la escena caricaturizaba un diálogo entre el peronismo y la izquierda, pero porque ese espacio común existía (y otros espacios de diálogo político) y por eso la chicana era graciosa.
además me parece, que hay una cosa insalvable entre los zurdos y los peronistas, que se huele, que se siente, y es esa cosa de contenidos, de cierta "racionalidad" (en el peor de los sentidos), que teníamos (tenemos) los zurditos que no nos sentimos tan libres, tan mechupaunhué, tan irreverentes. Es una irreverencia controlada, digamos, que a mí, muchas veces, me jode, me jode no poder saltar, cantar con tanta pasión como lo hace un peronista... y eso se nota. Y creo que aún hoy, ese límite esta, de ambos lados
Puede ser, Laura... me dejaste pensando si realmente es una cuestión ideológica, política, algún tipo de prejuicio "pequeñoburgués", de todos modos lo cierto es que saltando o no, los ochentas fueron -creo- raros en ese sentido.
Me parece que esos años hay que pensarlos más, mejor, más profundo, que dicen más de lo que leemos...
Pensar que en esa época yo estaba jugando al Pacman y mirando Invasión V. Pero bue, me tocó el 2001, que a esta altura aún uno no puede definir ideologicamente.
Debiste decir "sólo" Pablo, porque yo de boluda grandota también jugaba Pacman (en realidad mi record absoluto e indiscutible fue, es y será el Arkanoid) y veía V!
Lo de 2001 no deja de darme vueltas en la cabeza, yo creo que es muy complejo y se lo tiende a simplificar por izquierda y por derecha ¿Fue un bleuf? ¿o evidenció la crisis de una forma de hacer política, crisis que aún hoy persiste? questions, questions...
Decir tanto narrando una escena en el bondi ... Yo creo que ahí, en ese aislamiento introspectivo de los zurdos (me incluyo) está la diferencia con el peronismo. A mí, por ejemplo, la efusividad corporal no me sale tan fácil, no me fluye con naturalidad en los actos masivos. Coincido totalmente con Laura en la noción de "irreverencia controlada". Me dejaste pensando en el lenguaje del cuerpo de izquierda ... tengo material para la madrugada. Un abrazo (los abrazos que quiero dar sí me salen, al toque).
Seremos los zurdos más reprimidos, decís vos, Pájaro?
O de cómo la ideología nos atraviesa, literalmente, y afecta de manera distinta nuestros cuerpos, puede ser, también, no?
Gra, sí, yo creo que es la forma en la que la ideología nos atraviesa y se inscribe en el cuerpo(cuestión de biopolítica foucaultiana, quizá). Pero me dejaste pensando con tu entrada (además me perdí en tu mundo, con mi entrañable Benjamin -que ahora se puso de moda para bastardearlo, generalmente - y Cassia y Joan Báez, una confirmación natural de que funcionamos por afinidades afectivas).
Fijate aquella frase maravillosa de una peli de Aristarain ("No habrá más penas ni olvido"): "yo nunca me metí en política, yo siempre fui peronista"). O aquella del funesto Lorenzo Miguel: "el peronismo es juntarse a comer ravioles los domingos con la vieja".
A mí, más allá de sus fuentes, me parecen de una extraordinaria libertad y soltura, como si el peronismo viniera en el ADN y no necesitara tesis ni manifiestos para propagarse como un virus que cala hasta el hueso.
Pensando en esto vi en canal 7, a la madrugada, un reportaje extraordinario a Fanny Edelmann, a quien jamás había "visto" hablar, "narrando" su visión de Evita (que ocupa un lugar sagrado en mi corazón).
Y Fanny me conquistó, solo con la mirada y las inflexiones de la voz, marcando con una delicadeza extraordinaria pero implacable sus diferencias con Eva.
No sé, en tu pequeño y exacto relato pusiste sobre la mesa un tema clave. Uno se acerca o se aleja desde el cuerpo (el instinto animal, la piel, la empatía) y los zurdos es como si no pudiéramos parar de pensar (al menos a mí me pasa), de mantener un estado de sospecha permanente, de observar y exigir, exigir la profundización y el quiebre (que no llegan, que no llegan) para entregarnos ...
No sé si hay algo escrito sobre esto, además de lo que vos escribiste. A mí me parece un tema fascinante ...
Yo estoy sumergida pariendo un librito de poemas pero si te gusta la idea intentamos un ensayo a cuatro manos. No veo producción teórica de izquierda concisa y al pie (para mí nadie de Carta Abierta es de izquierda, les reconozco la acción pero no les entiendo lo que escriben, huyo de la masturbación intelectual, no creo en las posturas de "centro" ...).
Un abrazo y ahí te enlazo al pajarito de china para tenerte más cerca.
La verdá verdadera, pájaro, es que yo sólo contaba un "breve presente" de los ochentas, ustedes le pusieron el tema de los cuerpos, y a mí me encantó, también. Bien.
Quizás tenga que ver con que uno se equivoca al querer equiparar en el campo de lo político (la zurda y el peronismo) y es, como decís de algún modo, el peronismo algo que tiene que ver más con la afinidad electiva que con una postura conciente de adscribir a un partido político o un movimiento con un fin específico.
Carta Abierta no creo que dispute un espacio de izquierda y el centro, como siempre, es la derecha.
Intentar escribir claro que se puede, total... pero eso de "producción teórica concisa de izquierda y al pie", Pájaro, no encaja mucho con los principios de la escasamente rigurosa sociología de mercadito. Yo me animo pero si se puede mandar fruta, ¿se puede mandar fruta?...
Un abrazo!
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