18 abril 2011

Cosas que pasan en un viaje

-Parece que seguimo así hasta Virreyes, -dijo el de traje y se rieron el de remera deportiva y la mujer que había quedado parada al lado mío cuando el subte cerró las puertas. No estaban cerca entre sí y yo trataba pero no podía encontrarles el denominador común: puestos distintos en una empresa, trabajadores de una galería, el cadete y los abogados, gente que siempre coincide a la misma hora en el mismo viaje, pero no, nada de eso encajaba bien, por edad, vestimentas, ondas.
Cómo nos compartimentamos, las personas.
-Ya te dije, Kevin, tenés que cambiar de actitud (le gritaba al Blackberry)
Me di cuenta de que esa voz femenina y algo estridente podía ser la respuesta cuando otros en el mismo vagón se buscaron las miradas. La situación me preexistía, preexistía a la estación Jujuy del E, quién sabe si no vendría de la misma Bolivar, pensé, aunque inmediatamente me pareció exagerado.
-Vos tenés que cambiar de actitud. Así, con esa actitud no vas a ningún lado, ya discutimos eso.
No hacía falta escuchar durante mucho tiempo para darse cuenta de que esas frases se iban a repetir a lo largo de toda la charla entre la chica del subte y Kevin. Y seguramente fueran las mismas al comenzarla, pongámosle Independencia, para darle tiempo a la gente a miradas, sonrisas, complicidades. Kevin bien podría estar escuchando lo que ella le recriminaba, o haber dejado el celu lejos de su escucha.
-Actitud, dijiste, tu mamá, conversar, reflexionar, actitud, futuro, cambiá, cambiá. Ningún lado, -siguió diciendo, indistintamente, incansablemente.
-Parece que Kevin no quiere entender, -opinó, el de remera que se había reído cuando el de traje dijo que parece que seguiríamo hasta Virreyes. Y un gordito, petiso, sonriente, dijo: -a ver cuál es, - y se acercó unos pasos a la voz estridente.
La gente del vagón, los primeros espectadores, nos invitaban a los nuevos a presenciar el acto.
-Vas a tener que pensar muy bien las cosas, porque con esa actitud no vas a ir a ningún lado.
Urquiza, Boedo.
Hablaba, se enojaba, parecía que la situación se extremaba. La chica exaltada, nosotros mirándonos, sonriendo, algunos hablando por lo bajo y uno:
-¡Kevin, hermano, cortale por favor!,
El chico lo gritó, desde lejos, hasta dónde había llegado la audiencia. Las sonrisas devenidas risas de todos instigaron a los más chistosos o corajudos. -Kevin, mejor andate ahora, todavía no es tarde, -Kevin, me parece que esto no está bien, algunas guarangas y otras que no escuché. No creí que Kevin pudiera escuchar todo eso desde su celular.
Cortó.
Creo que ninguno de nosotros podía haberla descripto, porque ninguno se animó a mirarla directamente. No se podía, lanzaba chispazos por los ojos.
Avenida La Plata.
El gracioso de remera y el de traje sonrieron más cuando se paró, pero en cuanto empujó y se paró adelante, otro dijo:
-¡Eeeeh, todos bajamos!
Yo lo ví en cámara lenta, por eso lo puedo contar. La mujer volvió lentamente la cabeza, su pelo rubio se movió despacio y dijo, con furia: -Perdón, ¿VOS ME HABLASTE A MÍ? (lo dijo en mayúsculas, yo estaba ahí).
Ni siquiera sé con certeza si era joven o vieja, podía jurar que tenía voz de joven pero me aterraba mirarla.
El chico primero puso cara de boludo, como si no fuera a decir nada. Cuando la mujer repitió la pregunta, el flaco farfulló: -Dije que todos nos bajábamos, que pidiera permiso.
-YO PEDI PERMISO, -dijo, a los gritos, como si fuera a pegarle.
-Ahora sí pidió permiso. Pase, por favor, -dijo el pibe y todos estallaron en carcajadas.
Como cuando uno siente que quiere más a su pareja, o a su mamá, o es mejor persona, cuando presencia peleas de otros, las estaciones que me quedaron hasta Varela transcurrieron en un sosiego mayor al de otros viajes.

6 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Estaba pensando que, seguramente , gritais como españoles...qué mala herencia.

G dijo...

Gritamos como italianos, la verdad... ¡que es mucho peor!!! (para los "tanos", con onda).

Anónimo dijo...

Exacto! Gritamos como italianos, María....Solo que a los niños les ponemos Kevin como sólo los argentinos hacemos!
(muy gracioso, Gra)

G dijo...

Pobre Kevin, che.... una madre tan salame y una novia tan hinchapelotas (y gritona), no debe pasarla bien...

Federico dijo...

Te compadezco Kevin, pero que lindo viaje me regalaste es la premisa!

G dijo...

Es cierto, Federico, nos regaló un lindo viaje.
Saludos!