01 noviembre 2009

Money, money

Lo había empezado a escribir antes de que me pasara lo que me pasó. Antes de que me pase lo que me está pasando. Si fuera necia lo pondría en la colección de mis casualidades, pero no soy tanto. Que no haga nada -hasta ahora- por solucionarlo no quiere decir que no sea plenamente consciente de que tengo un problema con esto.
Escribía que

No debe pasarme sólo a mí eso de tener una relación complicada con el dinero. De una manera o de otra, todo el mundo la tiene, el otro día sin ir más lejos hablábamos con las chicas sobre dónde solemos guardar la plata y por lo pronto parece que resulta muy común guardar la guita en un broli (al menos entre este "target" al que pertenecemos y que me resisto a definir).
El "vos en El capital, seguro", que lanzó Nati no me causó ninguna gracia, más que nada porque me sentí sorprendida en mi secreto, una idiota (¿tan obvio era? ¿y en qué tomo, a ver, si sos tan piola? ¿eh?), pero ella dijo que la guardaba en La cámara lúcida. Claro, era para suponer, también, para una fotógrafa. Por otra parte, muy lúcida debe ser esa cámara, que le alberga los billetes. Y Barthes además siempre garpa.
Mariale dijo que solía guardarlos en Crimen y Castigo, extraña elección de un libro cuyo protagonista mata para robar y jamás usa ese dinero.
Laurinha, si bien compartió la costumbre de elegir libros, se abstuvo de mencionar cuáles, probablemente porque la conversación se dio en su propia casa.
El flaco la guardaba en el tomo "D" de la Salvat. "D" de dinero, decía, si no cómo carajo me acuerdo.
Yo creo que, todavía, en la biblioteca de su casa, en el tomo "D" de la Enciclopedia Salvat debe haber unos Patacones, tan colgado que vive.



Quizás después del 2001 la costumbre de guardar la plata en libros (o en casa y no en el banco) debe haberse tornado más común, al menos para la clase media bancarizada y ofuscada, enojada, autoinmolada (y que compra libros) y siempre víctima de las peores situaciones que en este país acontecen .
Porque siempre la liga la clase media, viste. O a quién le roban si no.

Entonces, como unos pelotudos, guardamos los billetes en algunos libros.

Será porque los ladrones saben eso (o los que entraron acá serán leídos) que buscan entre los libros, por eso cuando pasaron a visitarme dejaron toda una biblioteca desparramada por el piso. Extrañamente, lo del Capital no se les ocurrió. Quizás les faltó leer un poco más, quizás no llegaron.
Pero no era el tema de dónde guardamos la plata lo que quería comentar.
Ni tampoco acerca de otra clara complicación con el dinero que son, claro, los problemas económicos, que todos los tenemos, estoy casi segura.

Lo que quería decir es que si por algún motivo decido empezar terapia, si llego a buscar ayuda de una mai de santos o le pregunto a un cura o me hago tirar las cartas, o le pregunto a mi jefa que-te-arregla-la-vida qué puedo hacer con mi existencia, es por la causa que está en el  top ten de mis taras personales y sociales: mi relación con el dinero.

No es como con las llaves ni otros objetos conflictivos por naturaleza, si bien, claro, si hay algo que es conflictivo por naturaleza es la guita. La gente hasta suele matarse por ella, sin ir más lejos. Pero en mi caso es el billete propiamente dicho (y no la significación simbólica de su valor socialmente aceptado -o también, qué carajo-) lo que a mí siempre me trae bolonquis. Digo: los billetes suelen estar, en su mayor parte, prolijamente acomodados en bolsillos o billeteras, o guardados bajo colchones, adentro de aquellos libros o velando nuestra tranquilidad (aunque quién sabe), en el banco. O clandestina pero ordenadamente guardados en una valija, o dejados en la mesa con restos de arroz que el mozo limpiará después de levantar, decepcionado, resoplando y bufando.
O en los sueños de algunos.
Pero en general están en un lugardonde se los colocó intencionadamente.

A mí, en cambio, se me caen de la cartera, o me desaparecen. Aparecen tirados en lugares extraños de la casa, o arrugado en el bolsillo de mi campera uno prominente de 50 al lado de uno de 2, que seguramente caerá primero cuando busque las llaves o un pañuelo.
Cada tanto billetes grandes me aparecen en bolsillos pequeños y nunca sé desde cuándo permanecen ahí.
Una vez, por ejemplo, el brasuca insistió con que me quedara durante la tarde con ese billete grande, por si llegaba a necesitar moverme en esa cosmopolita ciudad de Rio, cosa que acepté para no generar discusiones inútiles. Esa fue la primera vez que ví ese billete. La segunda, giraba y giraba divertido en círculos junto al agua, mi pis, y mi convicción instantánea de que nada podía hacer más que saludarlo alegremente.
Otra vez, extrañamente, volvía caminando con Carlos y escuché caer uno. Lo juro, él puede dar fe.
Estoy segura de salgo con 15 pesos en la billetera y resulta que tengo 134, o al revés. He dejado propinas de 100 pesos pensando que eran 5, aunque los billetes sean bastante distintos, frente a la mirada divertida de mis amigas.
Siempre me falta, o me sobra, en grandes o pequeñas cantidades. Cuando compro con débito -siempre- sólo cuando salgo me doy cuenta de que firmé sin mirar cuánto se me facturó.
Espero que se entienda que no es, ni mucho menos, porque me sobra. Es cierto que no me gusta guardarla (no puedo evitarlo, tengo que gastarla. Ahorrar con un fin específico me resulta irritante, una especie de apuesta a probar a que el-año-que-viene-viajo o me compro algo. Ahorrar sin un fin específico me parece idiota), y quizás inconscientemente pretenda tenerla lejos. Pero algo anormal me pasa con la guita.

Hasta acá había llegado a escribir cuando recordé que había separado prolijamente la plata para pagar el alquiler, -sabiéndome cómo soy- para no gastarla, confundirme o perderla. Estoy segura de que la guardé adentro de un libro. O estoy casi segura. Desde el viernes a la tarde revuelvo la casa de punta a punta buscándola. A lo mejor no fue en un libro y fue en una latita, o debe estar -eso espero- en algún rincón de la casa.
Lo cierto es que si no aparece estos días, algo empiezo. Terapia, religión, yoga.
O mejor, me dedico al trueque.

14 comentarios:

La candorosa dijo...

No soy lo que se dice la mina re organizada con el dinero, pero trato de guardarle el respeto suficiente como para no tener que andar alquilando el hígado o vendiendo uno de mis riñones...

No lo sobrestimo y evito vivir en el despiste billeteril, la cosa es manejar cierto equilibrio con vil metal.
Por tal, siempre intento guardarlo en un mismo lugar... Claro que no siempre es el mismo!!! (?)

Pero este post me dejó pensando con eso de los libros ya que ha varios años supe poner dinero en "La ruta interior" de Herman Hesse, para luego pasar a guardarlo en una caja vieja de bombones.
Hoy, una cuenta bancaria reemplazó toda interpretación.

Saludazos!

PÁJARO DE CHINA dijo...

puedo entender, porque es muy próxima a la mía, tu relación con los billetes. los que llegan a mí pueden aparecer y desaparecer en cualquier parte. no logro entenderlos como moneda de cambio, ni siquiera como moneda. no sé ahorrar e identifico instintivamente la acumulación de guita con la retención y la avaricia sentimental. nunca miro, tampoco, lo que firmo y no tengo parámetros para las propinas. creo, como un amigo entrañable, que el robo y el regalo son las dos únicas formas no contaminadas de intercambio dinerario, precisamente porque en ellas no hay intercambio alguno.

sé que es un problema terminar pensando en la necesidad de un GPS para localizar los billetes. pero también sé que un problema auténtico, e irreversible, es manejar el ingreso y el egreso con la exactitud y la prolijidad de un contador. porque quien hace eso, lo hace en todas las áreas de la vida. y vivir bajo el formato del balance contable sí que es un espanto.

un abrazo y miremos antes de tirar de la cadena.

Laura dijo...

En ésto también soy un desastre. Todo lo que contás, todo, eh? (hasta El Capital, yo en el tomo IV, para no olvidarme qué es la plusvalía, y no estoy jodiendo!)Tengo siempre los billetes en los bolsillos de la cartera, saco la billetera y está llena de tickets, papelitos de banelco, estampitas de los chicos del subte, pero plata, no. Y como siempre llevo la cartera abierta (me olvido, no me gusta cerrar el cierre, o me encanta perder plata, qué se yo) aparecen y desaparecen los billetes, tienen vida propia. No ahorro ni para un calzón, si tengo plata lo compro, pero jamás pensé: Esa cartera me la voy a comprar en dos meses. No puedso, no me sale, no se me ocurre...Será generacional che? (y de clase, sí)
Gra; fijate en el mueblecito del comedor, debajo de los platos, o las tacitas de café...por ahí debe andar el paquetito.

Anónimo dijo...

Ser desaprensiva con el dinero no me parece un defecto ni razón para ir a terapia. Más bien al revés.
Espero de todas formas que encuentres para el alquiler...y si nó, chiflá!

Anónimo dijo...

Me olvidé de contar que yo no suelo esconder dinero en lugares porque mi abuelo perdió una buena cantidad de dólares cuando su plafón hizo cortocircuito. (de verdad).

G dijo...

Cando, yo lo miro por el lado amable: el dia menos pensado voy a ser millonaria!! (si encuentro todos esos billetitos juntos, claro).
Saludos!

Pájaro y Laura: no tienen idea cómo me alegra compartir el despiste. Pájaro, lo de tu amigo me encantó y estoy muy de acuerdo con lo del "balance contable" (pero a muchos les cierra bien, eh?) y Laura, tu "me encantará perder plata" es lo mismo que piensa una amiga que ya me metió 3 veces la mano en mi cartera abierta y me sacó la billetera sin que me diera cuenta.

Así que sépanlo, si necesitan plata, búsquenme entre Once y Monte Castro. No aseguro nada, pero algún morlaquito se pueden llevar.
Abrazos.

G dijo...

Eme, de acuerdo que no será para hacer terapia, pero si tengo que salir a afanar para pagar el alquiler se me complicaría un poco.
Y mirá, si no lo encuentro hasta el miércoles, les voy a chiflar a todos!!
Lo de tu abuelo, toda una lección.

Jo dijo...

Yo siempre quise comprar un billete de lotería para meterlo en "Un experimento con el tiempo" de Dunne, tal como escuché que hacían (con suerte variada, tirando a mala) unos viejos escritores. Pero me olvido.

G dijo...

¿Suerte variada tirando a mala, Jo? Eso me gusta, che.

G dijo...

LO EN-CON-TRÉ
(digo, por si a alguien le preocupaba que le fuera a manguear en serio)

Gerrchott dijo...

La proxima vez guardá un 'plus' para festejar que lo encontraste...

mariajesusparadela dijo...

El Pajarodechina sabe afanar, pedile consejo...

G dijo...

¡Acabáramos, María Jesús! ya quería yo dejar de laburar. Es seguro, ¿no? afanar me gustaría, pero no quiero ir en cana... Le voy a preguntar a Pájaro, sí señor.

G dijo...

Gerrchott si me pongo a revolver un poco más, seguro que el plus lo consigo. Pero lo suyo es de previsor, eh? la próxima guardo más, tenés razón.