05 abril 2009

Simplezas y complejidades


A mí me parece que hay algunas cuestiones de cómo somos los seres humanos en general y de cómo somos los argentinos en particular, que atraviesan corrientes políticas o ideológicas o de clase social, ¿será? Algo que tiene más que ver con la condición humana, si es que eso existe, y no vamos a preguntarle a Hannah Arendt aunque su obra homónima sea realmente impresionante, porque, ya entrando en tema, he leído por ahí descalificaciones a un autor porque fue usado por tal o cual personaje político. Qué bajito. Estaba pensando justamente en esta cuestión de las simplificaciones.

-Ojo con Arendt eh? Es referente de Carrió.

La simplificación parece una huevada, pero es tremenda. Se cuela, se camufla, se esconde a veces tras discursos políticamente correctos o mandatos inapelables, pero actúa con golpes bajos y se caga en la ética. A veces es malintencionada y otras no, pero siempre termina siendo jodida para la vida, social, personal, política. Simplificar es reducir, es quitarle riqueza a lo que pasa, a la realidad (que frecuentemente puede evidenciar múltiples verdades), es perderse la oportunidad de aprender alguito más, al menos.

-En política todo es lo mismo, o su inverso para campaña electoral: "porque no todo es lo mismo".

De los tipos de pensamiento simple más fáciles de detectar -pero de los más fáciles de caer en la tentación también- uno es el que funciona dualizando. Así, sos -y las categorías son excluyentes- peronista o gorila, k o del campo. O sos macho o puto, careta o del palo, si no votás a favor votás en contra, y así. También funciona al revés, disolviendo las diferencias. K es lo mismo que el campo, peronistas y radicales son la misma basura. Los hombres son todos iguales (y las mujeres una peor que la otra, decía un amigo, pero no viene al caso). La derecha es especialista en el primer tipo de simplificaciones, la izquierda más dogmática en el segundo, pero se mezclan y no es tampoco privativo de ellas. En un gran arco delimitado por el fascismo autoritario, clasista, xenófobo, misógino, prepotente en su extremo derecho y el izquierdismo infantil, sectario y autorreferencial por el izquierdo, una nube (un nubarrón, diría) de expresiones políticas e ideológicas (y personales, también, habría que conocer a mi vecina la Tita) ocupan los espacios del pensamiento simple. En sus extremos suenan extemporáneos, obsoletos, es cierto. Pero en sus versiones más chabacanas, cotidianas y realistas, parecieran sonar a sentido común.

-Alfonsín fue el padre de la democracia. Casi te diría el último demócrata.

En general cuando se simplifica la complejidad es necesario ser claro: una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, hay que poner los puntos sobre las íes y decir las cosas como son. Entonces se habla bien de sí mismo y mal de los demás, es común apropiarse de logros ajenos y sólo se mira atrás para exaltar virtudes. Los radicales por fin tienen un recuerdo bueno y hacia allá van, pero si no los tiene, no se mira atrás y listo. Pensemos en el futuro, lo pasado pisado, borrón y cuenta nueva.

-A ver si dejan de joder de una vez con estas estupideces de los derechos humanos.

El discurso de la iglesia (lo del uso del forro por ejemplo -para no olvidarse de que lo personal es político, además- no tiene desperdicio, desde cualquier punto de vista), la clase media porteña reaccionaria y su eterno problema de la inseguridad y la protección de su propiedad privada, los medios de comunicación, mi prima Silvia la pánfila.

-El que mata tiene que morir.

Como pretende no tener fisuras se niega al debate, al diálogo, al intercambio, a que alguna idea "foránea" pueda hacerlo ver otra realidad. Insulta, condena, excluye y acusa a sus adversarios de arrogantes, autoritarios o soberbios, para escapar ofendidos del debate. O se hacen los boludos, síndrome típicamente argentino.


A veces, la simplificación opera con la lógica de que un motivo es suficiente para explicar hasta las realidades más complejas, llámese el motivo el imperialismo yanki, el FMI, la corrupción, la Campaña al Desierto o Perón, sin descartar opciones algo más sofisticadas, como los negros cabeza o la mafia china. O las mujeres, también, el Rodaballo dixit. O la puta oligarquía, o el capitalismo internacional. O la sinarquía judeo marxista, qué mas da. La ortodoxia (es así porque es así, siempre fue así y no hay nada que explicar, sólo ser fiel a ella), el determinismo (hagamos lo que hagamos va a pasar lo que tiene que pasar, llámese el fin de la historia, el triunfo del capitalismo, el advenimiento inminente de la dictadura del proletariado o la vie en rose), y el pensamiento maníqueo (que piensa en función de héroes o villanos) son otras de las formas de la simplificación.

El fundamentalismo vendría a ser su forma absoluta, porque no admite nada distinto a sí mismo. El fascismo claro, y todas las formas de totalitarismo con sus niveles de consensos y silencios, nos guste o no recordarlo.
La prepotencia de los dueños de todo, ayer en dictadura, hoy en democracia. La simplificación del lenguaje, la mentira.
-Nuestro país tuvo una guerra sucia.

Del otro lado, mirar qué quedó entre las manos, pensar cómo tanto pedazo suelto forma parte del mismo rompecabezas que desde hace años, añísimos se intenta armar y cuyas piezas mutan, desaparecen, cambian de colores. Discernir. hacerse cargo, jeraquizar, analizar, evaluar, criticar, intercambiar. Producir. Percibir, intuir, inventar y otros verbos complejos.
Qué se yo. Algo de aquellos otros mundos posibles...


1 comentario:

Horacio Gris dijo...

Suscribo al 100%.
El problema es que muchas veces para entender qué se dice uno pretende entender desde dónde se habla y hacia dónde se apunta. Entonces acá es cuando se cae en reduccionismos o en falacias lógicas. Y la verdad es que es medio difícil pensar por fuera de las dualidades porque, en definitiva, la manera más fácil de entender algo es por su opuesto.
El "convencimiento", por su parte, se da por algo estrictamente emocional. Y así se va a la mierda cualquier tipo de argumentación o de lo que sea.
Por eso muchas veces directamente prefiero no discutir.
Yo qué sé. Complicado.

saludos