19 abril 2009

Changes


Hasta desde el sentido común puede decirse que lo que caracteriza a todas las sociedades es su permanente cambio. Digo, si tuviéramos que decir "algo" mínimo acerca del "comportamiento" de las sociedades a lo largo de la historia de la humanidad, díríamos, como quien dice "tiempo loco", "cómo cambió todo, che". Es cierto que eso no aporta mucho. Más bien es como decir que los chicos crecen... y entonces, "mirá vos"...
Otra cosa es saber -claro, casi nada- qué cambia, por qué factores, qué queda en el camino, qué sigue... esas cosas... ver en qué se van convirtiendo esos chicos y por qué (por qué carajo no queda nada mal, tampoco) se han puesto como se han puesto.

Aquella distinción -cara a los discursos de las ciencias sociales pero también a los ámbitos militantes- entre coyuntura y estructura (siendo la coyuntura lo superficial y por tanto más fácilmente modificable, más expuesta a factores externos e internos y lo estructural aquello que lo sostiene o trata de ser su sustento o su sustrato -je, vaya cacofonía) puede ayudar un poco.
Uno puede decir, por ejemplo, "la sociedad se derechizó", y está aludiendo a un cambio inmediato, político, coyuntural. O podría decir "vamos hacia cambios profundos en los modos de producción y consumo" y entonces se alude a cambios más bien estructurales (incluso si le sacamos el "profundos", je).
Entre una y otra todo acontece.

Debo reconocer que la coyuntura me supera. Soy torpe para leer la realidad. Sobre todo lenta.
La política, su día a día me resulta inaprensible, me marea. Debe ser la edá, che. O los excesos, qué se yo, lo cierto es que hay unos blogs buenísimos que hablan de política y hay que reconocer que nada que yo pueda pensar está a medio palmo de aquellas reflexiones (y a mí me pasa que veo la foto de Macri, Solá y De Narváez y lo único que siento es náusea y no sólo no me siento capaz de entender sino que a veces ni siquiera de formarme una opinión. O veo por la tele a Lilita y la reflexión más profunda que tengo es que cada vez se parece más a un pollo al spiedo, o lo veo a Menem candidato pal 2011 y pienso: "brrrr").

Los ochenta, los noventa eran épocas más fáciles de pensar. Pero de los 00 a esta parte [¿cómo se pone? Hasta en eso... ¿Cómo catzo hay que decir ahora?] la cosa está más mezclada (puras sensaciones, ¿eh?), y eso es propio de las épocas de transiciones. Digo. Todo cambia mucho, todo muy rápido, además. Aunque parte de la confusión (mi confusión, claro) es que muchas cosas persisten. Como si no se hubieran enterado.

Hace nada una huelga podía parar el país, por ejemplo. O era posible pensar en un cambio revolucionario. O la política ocupaba un lugar prioritario en lo público o al menos podía plantear más alternativas. O la gente salía a la calle masivamente.
Hasta hace nada existían los grandes movimientos, y era fácil pensar en un sujeto histórico. Hasta hace muy poquito se pensaba en términos de solidaridad y alguien podía ser comunista sin que nadie se riera e incluso un tiempo antes, no mucho, se podía decir que se era estalinista y que pocos se espantaran (para que no se me acuse de decir que los tiempos pasados eran mejores). Ni que hablar radical o peronista. Todo era algo. Hasta el PI, mientras lo fue (je).
Las cosas son otra cosa hoy, se me hace.

[La otra vez la enana casi me mata de un susto cuando me lanza: "mamá, me parece que me estoy haciendo trotskista". Por suerte no, fue todo una confusión].

Algunas muchas cuestiones han entrado en crisis, parece. Pero no han muerto, o en todo caso no han sido reemplazadas por otras cosas. Esa figura que Gramsci utilizara para aludir a la crisis orgánica donde "lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer" está implicado en las formas de hacer política, en la irrupción de nuevos colectivos y movimientos sociales, en nuevas formas de resistencia.



[Como son breves presentes en los que si uno habla de Karlitos o "sus secuaces" debe disculparse, en un gesto de respeto a mi época lo haré. Y digo que a mi humilde entender nadie ha sabido como Marx explicar el desarrollo de las sociedades y la lógica del funcionamiento del capitalismo. Como en todas las ciencias sociales, es una interpretación. Como en todas, es un pensamiento ligado a su época, condicionado por circunstancias de tiempo, de lugar, de contexto. Como absolutamente en todas las ciencias, el arte, la filosofía y la política, las interpretaciones de la realidad, las formas de conocimiento, son limitadas. Todo bien. Pero a mí que me muestren quién lo hizo mejor. Porque además, sobre esas ideas se sustentaron otras grandiosas, como la de este señor, que aportaron conceptos imprescindibles para explicar la realidad y los procesos sociales].

Pero no, o not yet. Parecía querer, al principio de los dosmil. Los movimientos de resistencia global a nivel internacional y la crisis del 2001 acá con su posibilidad latente de nuevos modos de intervención en lo público (¿quizás demasiado innovadores para la vieja estructura política vigente?) no lograron reemplazar ni mucho menos a las formas tradicionales de hacer política, los partidos, los movimientos sociales y aún, ay, a las ideologías existentes. No digo, ni por las tapas, que ella (ellos) estén totalmente caducos pero es cierto que no son fiel reflejo, como quizás lo fueran en otra época, de la realidad que debieran representar.
Tendrá que ver también con nuestro ser nacional, qué se yo... en países cercanos otra cosa fue apareciendo, otras manifestaciones emergieron y comenzaron paulatinamente a intervenir en política.

Porque estaremos hartos de repetir que las experiencias de los países ex comunistas fracasó estrepitosamente. ¿Pero no ha sido demostrado también -de una manera menos estrepitosa, pero efectivísamamente- el fracaso rotundo del capitalismo y por ende también de sus formas políticas? Digo, ¿no ha evidenciado el capitalismo ser un sistema que no puede de ningún modo dar respuesta a las cada vez más crecientes desigualdades? Ni los totalitarismos, ni las democracias, ni las tiranías ni las monarquías lo han logrado. Cada nuevo intento fue un nuevo fracaso, y la explosión lenta, silenciada -salvo para las noticias policiales- pero constante y rotunda de villas, asentamientos, favelas, barrios marginales, no es considerada -porque ya no hay vuelta atrás- en las perspectivas actuales de la política, salvo para que se les aplique algún paliativo.

Aquella idea de los líderes políticos de terminar con el hambre en el mundo para el año 2000 suena a broma de mal gusto, cuando los vemos echar mano de cada centavo para restablecer el sistema financiero internacional. Resultado final: adivina adivinador.

Quizás los cambios realmente comiencen a horadar la otrora tan fuerte estructura que sostuvo, desde la Revolución francesa a esta parte, todo el sistema occidental moderno. Lo cierto es que hoy por hoy la política no parece estar a la altura de los cambios si bien hay intentos, indicios, señales...


8 comentarios:

Horacio Gris dijo...

Muy bueno.
Todo lo que señalás sobre los cambios cuadra al pensar el 00 como época de transición. De todas formas, tal vez porque no me quedó otra que ser posmo, creo que nunca hay cambios sociales demasiado grandes. O al menos, cambios sociales que surjan espontáneamente. Los cambios que son "para mal", digamos, como la derechización, para mí simplemente se tratan de algo latente que no cambió mas que en la forma en que se muestra.
"Lo cierto es que hoy por hoy la política no parece estar a la altura de los cambios si bien hay intentos, indicios, señales..." esa última frase es acertadísima.

saludos

G dijo...

Pienso que los cambios sociales son producto de cuestiones varias, en mí época (premo, je) se hablaba de las condiciones objetivas y subjetivas para el cambio (es cierto, eso llevó a unos desastrosos análisis políticos, pero esa es otra historia). Los estructuralistas nos hubieran dicho que hagamos lo que hagamos, sé gual. Pero yo creo que es posible pensar (los dirigentes, los intelectuales, esa gente) aunque sea en un futuro no tan inmediato ni lejano (digamos, de acá a 50 años) y trabajar en función de eso. Hoy lo veía a Correa en esa entrevista que le hizo Lanata y la verdad, me dio una envidia...

Laura dijo...

Hola Gra. Impecable lo tuyo, escribiste todo lo que pienso (que soberbia la mina! pero supongo que entendés. Andamos por la misma edad y con trayectorias parecidas, por lo que pude ver) Hasta lo de Correa. La forma en que lo cachetea a Lanata es increíble.Quiero uno de esos!
Ultimamente también vengo leyendo mucho al abuelo Antonio, su concepción de los intelectuales, de la construcción del sentido común, tan alejado de la berreteada de "el más común de los sentidos" o las propuestas instantáneas de consturcción de sentido posmoderna....
A uno que me hubiese gustado leer, analizando lo que está pasando es a Bourdieu. Me parece necesaria su mirada. Lastima que es imposible. Y tanto turro nonagenario vivo!
Un beso y te vuelvo a visitar.

Pablo Libre dijo...

Sólo puedo decirte que me llevó dos días leerlo. Es bueno ante tanto post light encontrar que se va formando un ideal común entre mucha de la gente que tengo en mis blogs favoritos.
No sé si viene al caso, pero me da la sensación de que sí:
Ayer le comentaba a un amigo mis ganas de que todo sea más claro para poder militar con la fe ciega de quien tiene un ideal definido. Él me respondió: si se puede militar por internet, sin slair de casa, contá conmigo.
Lo que también nos mata (me incluyo), es la comodidad.

G dijo...

Qué bueno, Laura. Me parecía lo mismo cuando paseaba en tu blog. Antonio para mí es un imprescindible, concuerdo. Y lo mismo de Bourdieu, pero yo creo que puede intentar leerse a través de ellos, no? Hablando de Bourdieu, ¿viste el ciclo de Canal Encuentro los miércoles a las 11? Llegaste a ver a Bordieu? Ojalá que sí, imperdible!

Pablo, qué alegría volver a verlo por acá. La verdad es que sí, las tres cosas: la comodidad nos mata y resulta que además, por acá, encontrás gente afín... y que no hay espacios claros donde militar también es cierto para mí. Yo creo que es una combinación de cosas, habrá que ir buscándole la vuelta. Saludos!

Elio Puntieri dijo...

Muy bueno. Hace un tiempo que vengo pensando en que en realidad nada suele cambiar estructuralmente. Y sospecho que en realidad no hay un verdadero interés de la gente en que existan cambios. Y sin embargo... la gran mayoría de la gente que conozco se define a sí misma como de "centroizquierda"... (¿?) Tacheros, familiares, empleados, bancarios, jefes, dueños... todos se sienten centroizquierdistas...
Claramente no lo son... ¡pero qué lindo suena, che!".

Sostengo que el cambio más grande que sucedió a partir del 00, fue que el gran logro de esa clase política de la que hablás en la última frase -genial- fue terminar por convencer a la gran mayoría de los votantes que su opinión, su lucha o su ideología, no vale ni dos pesos.

Me fui a la mierda. Bueno. Chau.

G dijo...

Waitman, qué decirle. A mí me parece que las cosas cambian y mucho, pero despacito... (y no dije "para bien", eh?). Lo de lo que quiere "la gente" también es complicadito... ¿Qué gente?
De cualquier modo es cierto que del 00 hay aprendizajes y muchos.
Ahora una pregunta... ¿dónde anda tomando taxis usted?

Pablo Libre dijo...

Siempre ando por acá Gra, pasa que a veces los textos son tan precisos que no s eme ocurre nada para agregar o comentar.