13 mayo 2009

Cuento caricaturita


-¡El desinsectizador! Gritó, al otro lado de la puerta.
Abrí sonriente, haciéndome a un lado.
-Desinsectíseme.
Entró confiado, a paso seguro. Fue directo al patio, yo lo seguí, muda. 
Miró la pared.
-Tiene babosas acá, usté.
Babosas, dijo. El tío Carlos los llamaba bichos babosos y les tiraba sal para matarlos. El bicho empezaba a retorcerse y a disminuir de tamaño, como si se derritiera. Y a oscurecer. Se iba convirtiendo -y su sufrimiento se notaba, se percibía- en una masa informe gelatinosa, repugnante, en medio de un charco de baba inmunda.
-¿Y usté me las saca?
-¿Las babosas?
-Sí, las babosas. ¿Usté me las saca?
-¿Yo? No. Yo desinsectizo.
Carajo.

10 comentarios:

Horacio Gris dijo...

hay que llamar al desbabozador

G dijo...

Desbabozador, desbabosador, desbabotizador, todo busqué en las amarillas, te juro. Pero nada. Habiendo productos con nombres tan bonitos (como Babosil, o Caracolazo) no hay profesionales de la desbabotización. Qué país éste.

Elio Puntieri dijo...

caramba... no sabía que esos animalitos no entraban en el rubro "insecto".

Yo creo que si se consigue uno de esos aparatos para fumigar y lo rellena con salmuera, se acaba el problema.
Y si no le sirve, les mete aceitunas y listo.

G dijo...

Para mí insecto es todo lo que me da cierto asquito, pero para simplificar... aunque parece que no. Al menos este señor no considera que esté entre sus deberes. Pasa que me dijo "yo desinsectizo" con tal autoridad que me dio vergüenza preguntar más, pero voy a probar lo del pulverizador y le cuento. Y si no funciona, le regalo unas aceitunas, que a mí mucho no me copan...

Laura dijo...

Gra, y si te ponés una PyME? Hace un par de años, todos los productos de ¿belleza? tenían baba de caracol, Me acordé cuando leí el cuento, y me dio el mismo asquito que cuando miraba los carteles. Pero no se le podrá encontrar alguna propiedá a las babosas para la lisura del cutis? Total, te desinsectizás y te ganás unos mangos! (Yo te banco, pero no me pongo una porquería de ésas ni en broma!)

G dijo...

La verdad Laura, lo de la empresa no es lo mío, por más pequeña que sea. Creo que no podría venderle nada a nadie, pero menos algo que en su nombre nada más trae sensaciones tan feítas (yo pensaba lo mismo cuando la baba de caracol... ¡puaj! pensaba para cuándo una publicidad que te venda, por ejemplo para mejorar el brillo del pelo, el verdadero "moco e pavo").
Seguiré con los Babosiles y Caracolazos, que al menos tienen la decencia de tener esos nombres tan acertados. Saludos!

Pablo Libre dijo...

Me encantan las babosas, son tan... humanas.
Me fascinaban los caracoles, odiaba cuando alguien intentaba quitarle su caparazón, era como entrar en sus casas sin ser invitados, y encontrarlos tan desnudos.
El post anterior, Gra, exquisito.

G dijo...

Me mató lo de la humanidad de la babosa, Libre. Me quedé elucubrando qué aspecto de la babosa puede asimilarse al humano y todo lo que se me ocurre tiene que ver con mucosas y fluidos, así que decidí dejarlo ahí, no sé, che... serán animalitos de dios, pero prefiero un gatito...

Anónimo dijo...

Me da mucha pena desintegrar babosas y caracoles con sal, me pone en conflicto con mi defensa de los animales y mi re vegetariano-ovolácteo.

Pena y contradicción que no me asaltan cuando reviento una cucaracha con el zapato o un mosquito contra la pared, dejando machita de sangre.

G dijo...

Con las pobres cucarachitas hay consenso absoluto. Todo el mundo las desprecia (yo igual no te las mato, por asquito, prendo la luz y que se vayan a esconder a lo oscuro).
Cosa rara el vínculo humano-insecto (y babosa).