En cambio, esta mañana, la paz. Disfrutar de sonidos, intentando decidir si me gusta más el del agua llenando el termo o el mate para que se hinche la yerba, y eligiendo definitivamente este último, más imperceptible pero tanto más intenso. El primer mate, su delicioso amargor. La notebook, el cuaderno, la luz del día, las plantas. La soledad. El libro complicado pero tentador en la alucinante cocina del departamento que alquilo en una arruga del culo de la ciudad de Buenos Aires.
Y de pronto acontece el desastre.
La música en ritmo de marcha irrumpe a todo volumen invadiendo impúdicamente mi escena. Imagino -casi veo- a mi vecina cincuentona, sobreexcedida de peso y siempre llamativa, con una vincha atrapando el recién teñido rojo de su cabello, calzas negras brillantes y una musculosa, transpirando interminablemente mientras realiza los ejercicios físicos que, seguramente y reiterándolos con disciplina -sumado a las cremas anti y pro age, a los baños aromáticos, a las múltiples y variadas intervenciones sobre un cuerpo que no lo termina de comprender- la podrán mantener un poco más tiempo en carrera.
Matilda es la primera en molestarse. Me mira con desprecio como si hubiera sido yo la causante del escándalo, mientras abandona con desagrado su plácido lugar en la ventana, al solcito.
El ritmo hace vibrar el vidrio de la puerta del patio. Intento abstraerme, retraerme, sustraerme.
Pongo Quebrado de Aznar que me trajo ayer Rober para mi cumple, otro mate, unas sequitas.
Cierro ventanas y puertas, renunciando al aire externo. Trato de estar tranquila, pienso de nuevo que debería practicar algún método de relajación, intento no escuchar y me repito -de nuevo, me repito- que no debo ser tan irritable, voy a mi cuarto, enciendo la tele, la apago odiándola como siempre. El nuevo tema que puso mi vecina, la gorda, refuta mi idea de que el tema anterior era la música más horrible que había escuchado en mi vida.
Mi sangre empieza a hervir.
Pienso en la inevitabilidad -porque la conozco, porque me conozco después de tanto tiempo de estar conmigo- de aquél mi privado monstruo verde que comienza a querer aparecer. Se mezcla Aznar con la marcha, odio a ambos. Lo siento Pedro, no es con vos, pero las combinaciones...
Nada más puedo hacer, nada más puedo pensar. Me acordé del post de Cando, y de que en ese momento me había parecido simpático, qué ilusa.
Siento que se me derrama el cerebro, desplazando sustancias químicas que -vayasabercómo- producen nuevas combinaciones en mis estados de ánimo que hacen que habiendo amanecido la persona más pacífica, feliz y plácida de este barrio pase a pensar en atentados, armas, violencia física y simbólica. Quiero asesinarla. A mi vecina, a su perro, a su hijo que nunca, NUNCA, va a aprender a tocar la batería. El in crescendo alcanza a la beba que no para de llorar, a una moto que pasa con el escape suelto y a la vieja de mierda que vive al lado que tiene siempre ese tonito en "la" menor que me enfurece, madre del imbécil que me mira como si yo fuera rara, pero mirate un poco, infeliz.
A la histérica separada que le grita al perrito ese chiquitito que tiene, ése que cada vez que lo veo me dan ganas de ver cuánto pudiera ser posible elevarlo de una patada bien puesta.
Al dedo de la mano del Testigo de Jehová apoyado en el timbre de mi departamento de manera insistente, mientras intenta decirme que me asome así me da el Atalaya sin compromiso de compra, ni solicitud de firmas ni afiliación. El niño que acompaña al Testigo dueño del dedo me mira aterrado al verme abrir la puerta con furia y decir que SOYATEAYMARXISTA método que descubrí espanta eficazmente estas especies, hoy todavía.
Y al cerrar de un golpe la puerta (¿quizás por un desingnio divino?) la música cesó. La gorda, la señora más bien, quizás se cansó de sus ejercicios. Y a lo mejor por eso también la niña dejó de llorar y el perro de ladrar, quién sabe. Y a lo mejor por eso, o porque ya se hizo el mediodía, la gente entró y no se la escuchó más.
Y entonces, interrumpido por un breve espacio de tiempo en donde odié a la humanidad toda y a cada objeto de este mundo, volvió a ser el día perfecto.
5 comentarios:
1)Feliz cumpleaños!!! (con atraso que no es embarazo=
2)A mi vecino policía y católico que mete los feriados y fines de semana Angela Carrasco (!!!)Nino Bravo, cumbia y reggeton por la mañana, lo paro con Carmina Burana. No sé si habrá visto El exorcista, si pensará que soy satánica o algo así, andá a saber lo que le pasa, pero pongo Carmina y se deja de joder. Es más, por un par de días ni me saluda.
3) Cuando te deje de funcionar el soy ateamarxista, probá con soy judìa. También hablo por experiencia (estoy re-testimonial!) Antes decia soy atea por convencimiento, y me sentìa orgullosa de la huìda, pero hubo un momento en que empezó a fallar, parece que los entrenaron para tratar de convencer, preguntando si no creìa en nada de nada, que en los hombres debería creer, y el hombre es la representación de no sé qué, todo los domingos a las 9 de la mañana, Ahì descubrí que "el soy judìa" no admite rèplica, salen rajando viendo al diablo (supongo que judìo y diablo son sinònimos en el Atalaya, tan profundo en el anàlisis como plato playo, pero esto es cuestiòn de práctica de supervicencia....)
4) Feliz dìa!
Un abrazo
Ya lo dije: los vecinos molestos, son pandemia!! (?)
Cuando están calmos, hasta parecen encantadores!!! ajaja
Saludos!!
Gracias, Laura. Che, te confieso que a mí un poco de miedito me da Carmina Burana, je. Ah, y probaré ser judía, por qué no, el próximo dedo seré judía.
Y Cando, ya lo dijiste, es cierto... qué manera de complicarle a una la existencia, esta gente...
Abrazos
Gra,
hermoso leer tu prosa, salta por encima del tema, ahora bajo al tema. Está bien decir que sos judía, ellos aman a los judíos, los creen el pueblo elegido, y ellos se ponen abajo como simples "Testigos de Jehová", mientras los judíos serían los "Elegidos de Jehová".
Yo que soy judía, les digo eso, pero siento mucha vergüenza de lo que hago, porque soy judía pero atea y simplemente me llenan de piedad en su simplicidad creyente, pero hay algo que me conmueve en ellos, es su negativa a jurar por una bandera. Por generaciones, mientras hubo servicio militar, todos los muchachos fueron enviados castigados a hacer dos años de servicio con penas insufribles. No me gusta burlarme de ellos, son víctimas de abandono de la contención social, se sienten mal con su vida y el miedo a la muerte después de una vida de mierda es un sinsentido insoportable. Como la sociedad nuestra nos le da comunidad, la encuentran ahí, y eso es entendible.
Ateos necios que acusáis
al crédulo pobre, sin razón,
sin ver que son la ocasión,
de los ricos que olvidáis.
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Otra cosa:
ya que no encontramos otra forma de contactarte, porque no tenés un email en tu perfil, o por lo menos no lo hemos encontrado,
te pedimos que mires
http://reunionbloguera.blogspot.com/
si no la conocés, y veas las reuniones blogueras que hemos hecho hasta ahora
queremos tenerte en una lista de blogs para poder invitarte a las reuniones blogueras que estamos haciendo con tanto éxito
si querés que te contactemos, mandá alguna dirección de email a:
Gladys de Mate y Sopaipillas
Eva Row de La cosa y la causa
Gladys Ramos
donnalee23@hotmail.com
Eva Row
evarow@fibertel.com.ar
Gracias Eva... la verdad es que supe ser ateísima a mis veinte y hoy "me declaro incompetente en los misterios del más allá". No me da burlarme (sólo molestarme por la insistencia), pero tampoco me dan pena, te diré. Sí aborrezco (que es otra cosa) el fundamentalismo en cualquiera de sus formas (y el religioso suele ser una de ellas), con lo cual las religiones en general suelen producirme indiferencia o bronca. Pero la verdá la verdá, tampoco lo he meditado tanto, je.
Mi mail, ya lo pongo acá mismo, en cuanto a las reuniones blogueras, ahora veo. Alguito sabía pero poco. Saludos!
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