Y bueno, a mí me da la sensación que las cosas (las cosas: las cosas de la casa, de la vida, las cosas de la calle, del laburo, del ispa, esas cosas, vio?) no están en su mejor momento. O peor: que no marcharán hacia un mejor momento. Serán síntesis (es) de épocas y mí-mismos, qué se yo...
Porque no jodamos. En determinado momento algunos -yo diría que muchos- de nosotros nos creímos que las cosas, todas las cosas iban a ir (nunca pensamos cómo, claro) hacia un mejor momento.
O quisimos creerlo, persistimos. No sé cuánto es percepción social, cuánto generacional, cuánto personal. Y no tengo la más puta idea de qué hablo cuando pluralizo, tan inversamente proporcional a mi sensación en mis veintitantos cuando realmente sí sabía.
Pero me da esa sensación, vio? la de que un globito se pinchó.
Y devino el desengaño, nos dimos cuenta de que nunca pasó tanta cosa que apostábamos a que pasaría, como que
-con la democracia se come, se cura, se educa.
-cuando tengas un hijo vas a saber qué hacer.
-el comunismo "realmente existente" era una porquería, pero iba hacia mejores nortes.
-nos separamos pero seguimos siendo amigos.
-la tecnología iba a mejorar la vida de la humanidad.
-sienta lo mismo que yo.
-todo esté guardado en la memoria.
-la revolución no sólo era posible sino que es necesaria.
-haya definido una sola cuestión en mi vida.
-lo de los ochentas fue una primavera.
-López iba a aparecer.
-pueda ahorrar algún mango.
-existe la izquierda en la Argentina
-se iba a ir alguno, por lo menos alguno.
-
-
-
(claro, cómo no va a seguir la lista)
Habrá que conjurar la mala prensa que tiene el desengaño, si se quiere hacer algo. Saber más y no decir por ejemplo "pobre, se desengañó" y pregonar en su lugar el "¡viva, viva! ¡se desengañó! admisible hasta en una versión devota de "aleluya, aleluya, nos hemos desengañado".
Y separemos la paja del trigo o la paja del polvo y veremos que seguiremos sin poder ahorrar, sin creer en utopías inminentes, sabiendo que no sentimos lo mismo. Reconocer, carajo, que todos, TODOS ELLOS que pedíamos que se vayan, siguen estando ahí y que los que no están son otros, aquellos otros que lucharon cuerpo a cuerpo, más francamente y perdieron y también fue un desengaño.
Incomodémonos sí con ese desengaño, que las mujeres seguimos siendo sometidas en estas sociedades, que la miseria en nuestro país aumentó y no disminuyó, que hagamos lo que hagamos vamos a morir, que además de los grandes proyectos y las grandes pretensiones está lo efímero, lo inmediato, la vida leve...
Decía Merleau-Ponty algo como que "habrá que admitir que la condición humana sea tal que no admita soluciones felices"
Libres del peso del velo del engaño -aleluya, aleluya, del velo del engaño- saber con qué contamos para medir qué hacemos.
3 comentarios:
Vamos, no me venga con falsa humildad, que no me parece tan de mercadito su teoría.
Al menos, en los mercaditos que aún siguen en pie, la gente se junta para comprar cosas mucho menos elaboradas, como penas de muerte o colimbas.
Lo difícil, amiga mía... es superar la tristeza de los primeros días luego del desengaño. Y más difícil aún, es que aquellos desengañados de hoy no acepten las dádivas de mañana -llámense 1 a 1 o créditos hipotecarios- a cambio de levantar las banderas de la inocencia y la credulidad.
Ey, vamos, Gra.
Coincido con WaitMan, si usted fuera de mercadito no escribiría ésto.
Pero permítame una sensación y no quisiera repetir la de la Crema de Ordoñez (qué buena es. es que esa familia hace años que se dedica a la belleza del seno de la vaca y la mujer).
Yo creo que se tiene sensación DE QUE, y que el miedo al dequeísmo se dice mal. Pero consultemos el Pequeño Lanusse ilustrado para despejar toda duda, toda.
Si como decía mi bisabuela Pilar, hablar bien no cuesta un coño.
Pero me le están quitando mérito a las teorías de mercadito, che... más intuicionistas e indefinidas, sin ningún rigor científico para poder decir cualquier barbaridad impunemente, porque: ¿quién me va a cuestionar una sensación?
Y Waitman… otro eterno problema argentino, el sentirnos eximidos de las responsabilidades, como si las cosas sólo acontecieran. Por eso digo, el desengaño –como modo de correr el velo– quizás pueda servir para crecer. Y crecer, sí, duele (diría más que entristecer).
Y , Eme, yo creo que usted le tiene miedo al queísmo ;–) si se acerca al mercadito verá que no es tan grave tener la sensación que, aunque atente contra la gran institución del lenguaje español. Qué bueno que conozca a los Ordóñez, tanto que han hecho por el bienestar del pezón… y su bisabuela, una ídola.
Publicar un comentario